miércoles, 22 de febrero de 2012

La Sombra del Viento

Y aquí tenéis la esperada reseña para La Sombra del Viento, después de a penas una semana y media de lectura exhaustiva, teniendo en cuenta que he tenido seis horas de clase diarias y bastante que estudiar.


Lo primero que me gustaría aclarar es que conozco el título de este libro desde que tengo uso de razón. Recuerdo poder tener más o menos siete u ocho años y ver a mi madre leyendo el libro, sentada en la butaca del salón. En aquel momento no me llamaba mucho la atención – yo me centraba más en Gerónimo Stilton y Kika Superbruja – pero años más tarde, gracias a un análisis en profundidad de la estantería del salón de mi casa, me topé con el ejemplar de mi madre, de 2002 nada menos. Diez años ahí guardado, esperando a que yo lo cogiera y empezara a leerlo. Ahora me puedo sentir un poco como Daniel Sempere cuando tuvo en sus manos La Sombra del Viento, de Julián Carax. Mientras leía, he tenido la sensación de que el libro estaba ahí, esperándome para que empezase a leerlo en cualquier momento. Y, a decir verdad, he disfrutado de cada segundo de lectura al máximo.

Sinopsis: Un amanecer de 1945 un muchacho es conducido por su padre a un misterioso lugar oculto en el corazón de la ciudad vieja: El Cementerio de los Libros Olvidados. Allí, Daniel Sempere encuentra un libro maldito que cambiará el rumbo de su vida y le arrastrará a un laberinto de intrigas y secretos enterrados en el alma oscura de la ciudad. La Sombra del Viento es un misterio literario ambientado en la Barcelona de la primera mitad del siglo XX, desde los últimos esplendores del Modernismo a las tinieblas de la posguerra.

Para empezar con mi reseña, creo que tengo que decir algo que seguro que os gustará: me ha parecido que esta novela lo tiene todo. Absolutamente todo lo que yo he ido buscando exhaustivamente en los libros que leo a lo largo de los años lo he encontrado aquí, recopilado en quinientas setenta y cinco páginas escritas con el lenguaje fresco y trepidante de Carlos Ruiz Zafón. Tiene Historia Contemporánea española, ya que la acción se desarrolla en la Barcelona de la posguerra. En cierto modo me ha resultado gracioso reconocer alguno de los lugares por los que Daniel y el resto de los personajes desfilan: la avenida del Tibidabo, la ronda de San Antonio… las calles góticas de Barcelona que cobran vida en una novela ambientada cincuenta años antes de mi nacimiento. Otro elemento fundamental ha sido la fantasía justa y necesaria que contiene la obra. Nunca he sido muy de novelas tipo El Señor de los Anillos, pero nunca me niego a una buena dosis de eventos que a veces no se pueden explicar. Y por último, el elemento amoroso. Si bien no soy tampoco muy fan de la novela rosa, un poquito de romanticismo en una novela siempre me agrada.

Con respecto a los personajes, he acabado encariñándome bastante con ellos, cosa que me encanta, aunque luego me de lástima terminar el libro y tener que dejarlos a todos. De todos los personajes que han aparecido en la novela, creo que hay dos que me han gustado particularmente: Fermín Romero de Torres, ayudante de la librería y mejor amigo de Daniel, además de todo un bromista que me ha hecho tener que dejar el libro más de una vez para soltar unas buenas carcajadas por sus ocurrencias; y Miquel Moliner, mejor amigo de la infancia de Julián Carax. Este último tiene una aparición en la novela relativamente breve, pero me ha resultado un personaje bastante entrañable y al que, en cierto modo, creo asemejarme.

En fin, la novela me ha encantado y me ha parecido brillante en todos los sentidos. Ya tengo comprado El Prisionero del Cielo, y pendiente El Juego del Ángel, ya que prefiero leer antes el tercer libro para saber qué depara el futuro a Daniel, Fermín, Bea y todos los demás.

Mi nota: 8/10.

sábado, 18 de febrero de 2012

La Guerra de los Botones

La primera vez que leí el título de este libro fue un día que buscaba libros buenos para leer en Internet. Leí el título y pensé, "Mira, este libro se lo puedo regalar a mi hermana de siete años", me reí un poco y pasé de él. Sin embargo, unos días después, en casa de una amiga, mirando por la estantería de su salón, me sorprendió toparme con el título de dicho libro. Era una edición relativamente nueva, con lo que parecía la portada de un cartel de película. Era diciembre y la que después conocería como la película basada en el libro ya la habían quitado de cartelera. Y ese viejo de ahí en el fondo, ¿no era Gérard Jugnot, el conocido actor francés que hacía de profesor en Los Chicos del Coro? Así le pregunté a mi amiga sobre el libro, y me contó que se lo estuvo leyendo después de ir a ver la película al cine. En seguida me puse a buscarlo por todas partes. Y así me hice con mi copia de La Guerra de los Botones, picada por la curiosidad.


Sinopsis: Entre los chicos de Velrans y los de Longeverne se ha entablado una batalla sistemática, que discurre entre chichones, descalabraduras, expolio de botones y aun de pantalones, y un intercambio del más florido y selecto vocabulario. Ésa es su actividad esencial; la escuela y el resto de sus aventuras, meros accidentes. Pero, bajo esta anécdota infantil aparentemente trivial, late otra historia subterránea: la rivalidad entre los hombres, que ocasiona guerras entre los pueblos, pues no en vano la guerra de los botones es una guerra inmemorial heredada de los antepasados.

Este libro se me ha hecho rápido de leer, y bastante ameno. Ha habido momentos en los que literalmente he tenido que dejar el libro un momento para soltar unas carcajadas por las ocurrencias de los chicos de Longeverne y por las situaciones cómicas en las que nos coloca el autor. Tiene un vocabulario y una sintaxis relajados, se hace fácil de leer y se les coge bastante cariño a los personajes. A mí, sobretodo, me gustaron mucho Botijo y Pacho.

En fin, un libro que recomiendo a aquellos que quieran revivir momentos de su infancia, ya que estoy segura de que, como me ha pasado a mí, la podréis recordar más de uno con las trastadas de los chicos de Longeverne.

Mi nota: 7/10.