miércoles, 17 de julio de 2013

París era una fiesta

Hacía tiempo que quería hacer una reseña de este libro por aquí. ¿Por qué? Pues simplemente porque es mi libro favorito. Lo leí en un tiempo en el que había dejado este blog de lado, y desde entonces lo he leído ya tres veces. En español, en inglés – A Moveable Feast, cuya traducción literal sería Una fiesta móvil – e incluso le he dado una oportunidad en francés. Una vez más, el genio de Oak Park me ha atrapado completamente en el aire parisino, en sus calles, en su gente: en Gertrude Steimes y Ezra Pound, en Scott y Zelda Fitzgerald. Y cómo lo hace.





Sinopsis: Publicada póstumamente en 1964, París era una fiesta es la obra más personal y reveladora de Hemingway, quien, ya en el crepúsculo de su vida, narra aquí los dorados, salvajes y fructíferos años de su juventud en el París de los años veinte, en compañía de escritores como Scott Fitzgerald o Ezra Pound, la llamada "generación perdida", según la popular denominación acuñada en aquella época por Gertrude Stein, la mítica madrina del grupo. 

Qué puedo decir de este libro. La verdad es que no puedo ser del todo objetiva: es una novela que no me canso de releer y que me llena profundamente cada vez que lo hago. Leerlo es como pasear por el boulevard Saint Germain, sentir la brisa veraniega de sus enormes favoritas… entrar al Des Deux Magots y escuchar a Hemingway y Fitzgerald discutiendo sobre cualquier tema trivial, pasear un poco más allá y llegar a la casa donde vivían él y su mujer Hadley. París en los años veinte era un mundo, un microcosmos al que todo el mundo aspiraba a llegar.  ¿Y qué se puede decir de París era una fiesta? Pues que lo retrata con claridad, optimismo y sinceridad.

Es un libro que se lee muy rápido, formado por varias historias cortas sucedidas en la ciudad de París. Por sus páginas desfilan todos los bohemios de la época, todas las amistades de Hemingway de por aquel entonces: destacan Ezra Pound y Scott Fitzgerald, dos de los escritores más importantes del siglo pasado junto con el propio Hemingway. Sus historias son vívidas, agradables de leer – personalmente, mi favorita es la narración de la aventura de Lyon a París en coche de Hemingway y Fitzgerald.

Poco más se puede decir de este libro. Es, simplemente, el mejor que he leído: por eso mismo es mi favorito. Se trata nada más y nada menos de la crónica y retrato de una ciudad perdida, de la amistad, y de cómo Hemingway acabó de hacerse como persona en las calles de París.

Como dijo Hemingway en su momento, París nunca volvería a ser igual, aunque seguía siendo París.

Mi nota: 10/10.

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